La invaginación intestinal es una causa frecuente de obstrucción intestinal. Ocurre más comúnmente entre los 6 meses y 2 años de vida. Esta enfermedad consiste en que una porción de intestino se introduce sobre si misma quedando comprometido el riego sanguíneo, por lo que de no ser tratada en un plazo breve conducirá a la gangrena del segmento invaginado, su perforación y consiguiente desarrollo de una peritonitis generalizada de consecuencias catastróficas. La mayoría de las veces es el segmento final del intestino delgado, ileon, el que se introduce en el segmento inicial del intestino grueso, ciego, conociéndose como invaginación ileocecal. Puede afectar a otros segmentos pero es menos frecuente. Solamente en un 5% de los pacientes puede hallarse una causa que justifique la invaginación. La forma de presentación suelen ser episodios repetidos, de pocos minutos, de cólicos abdominales con llanto, alternados con fases asintomáticas.
El diagnóstico es clínico y se apoya en estudios de imagen, como la ecografía abdominal y el enema bien de aire, bien de bario.
El tratamiento inicial se realiza mediante un Enema de bario o de aire, y sólo si las condiciones clínicas del paciente lo aconsejan. Este tratamiento consiste en la introducción con una sonda por el recto, de aire o de bario, para que la presión desarrollada consiga reducir la invaginación.
La alternativa terapéutica es la realización de una reducción manual mediante una laparotomía, siendo en ocasiones la elección inicial según las condiciones del paciente.
Las complicaciones más frecuentes derivadas del enema son el estallido cólico o el shock por dolor, la incapacidad para la reducción o la recidiva.
La reducción manual debe hacerse bajo anestesia general, lo que conlleva los riesgos propios de dicha técnica. Las complicaciones derivadas de la cirugía pueden ser la hemorragia, la infección de la herida operatoria, el absceso intrabdominal, la obstrucción por bridas o la recidiva de la invaginación. Durante esta intervención suele realizarse la apendicectomía de modo profiláctico y la revisión abdominal en busca de alguna causa que justifique la invaginación.
Las complicaciones derivadas de la enfermedad pueden ser la peritonitis, la sepsis, la necrosis intestinal, incluso la muerte del paciente en los casos más graves.
El tiempo de estancia en el hospital varía según la técnica empleada para el tratamiento, siendo habitualmente entre 2 y 8 días.